miércoles, 12 de junio de 2013

Adiós necedad

Existen personas con las que involucrarse es casi un acto suicida, sabes que hacen daño  y por más que te adviertan, eres necia.

Llegó muy tarde, como siempre, se sacó los zapatos, encendió un cigarro y fue a su escritorio, no tenía sueño, hizo lo que más le gustaba leer, para ella era el momento perfecto pero no creía en las perfecciones y al pasar la tercera hoja del libro lo encontró, él estaba ahí, mirándola, él estaba ahí en una foto vieja sin sentido, una foto que no debía existir; la observó por horas, preguntándose por qué él, por qué se enamoró estúpidamente de él, qué tuvo él que ninguna otra persona pudo tener, por qué él la volvió tan vulnerable, él era complicado y ella siempre supo que no funcionaría, que nada de eso era verdad, que nada de lo que él le decía podía durar.


Dejó la foto y preparó café, como le encanta el café, pero ese no era un buen momento, buscó una botella que su papá le regaló en navidad, el whisky para la soledad, puso un poco del whisky en el café, tomó nuevamente la foto y la quemó, decidió eliminar lo poco que quedaba de él en esa casa, revisó la PC, encontró muchas más cosas, tomó un disco y guardó todo ahí para poder borrar lo que quedaba en la PC, al disco lo nombró “NECEDAD” y es que él fue parte de su necedad y ella sólo fue parte de su capricho machista; puso el disco con el resto de sus cosas y las quemó, para no arrepentirse, para no poder volver a ellas más. Amaneció, ella estaba sola y sin ninguna lágrima y entendió que definitivamente es mejor estar así, sin el miedo y sin la culpa. 


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