Hay domingos en los que tener 8 años nuevamente sería
espectacular, despertar tarde, ver a los tíos y primos, almorzar, corretear, el
lonche, pero sobre todo tú, el domingo era mágico gracias a ti, siempre has
sido la mejor, heredé muchas cosas de ti, hubiese preferido aprender que
heredar, tal vez sería otra persona, mis decisiones hubiesen sido distintas; sólo te fuiste y ya, creo que por eso dejaron
de gustarme los domingos, han pasado tantos años y son contados los buenos domingos
y no importan porque ya son 667 los domingos que no me gustan porque no estás. Sabía
que tarde o temprano me harías falta, fue temprano, justificaré así que tu
ausencia han hecho que no me guste despertar temprano, los viernes a las 8:55pm, peinarme, el número
8, y pensar que L’Oreal y Maja tienen el mejor aroma del mundo. En fin, sólo
espero algún día cumplir con ese paseo de verano que nos prometimos, con el
viaje a Las Vegas para ver las luces y abrazarte antes de salir; al menos
después de ti la muerte no me causa ninguna sensación.
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