Estaba amaneciendo y recién llegaba a casa, cansada de estar
siempre donde no quiere, de estar en lugar equivocado, de sentirse sola entre
tanta gente, de llevar un ritmo que no tiene; se sacó los zapatos de tacón que
no le gustan, se tira en la cama, suspira, sabe donde debe estar, no quiere
estar más atrapada ahí, sabe que en algún momento se liberará, sólo espera, explota
su paciencia, ya amaneció, tiene que sonreír.
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