Como todos los sábados por la mañana, Jorge y Mario se toman
un café en el bar del club, Jorge es contador del club y Mario es un policía
retirado, es un día cálido y levemente soleado.
- - Es agradable pasear con este clima – dice Jorge,
y bebe lo que queda de su café.
- - Así es – afirma Mario y observa a los niños
correr por las canchas deportivas del club – en veinte minutos empieza la
exposición – agrega.
- - Siempre hay espacio para viejos como nosotros –
dice Jorge y sonríe – salen del bar y se dirigen hacia el gran toldo blanco, decorado
con cintas color ámbar, donde se exponen las pinturas de un artista de la
localidad.
Se topan con una bella y alta mujer, de cabello oscuro y
largo, su nombre es Eliza; va del brazo de Leandro, un químico farmacéutico, dueño
de la cadena de farmacias de la ciudad; un hombre de mediana estatura,
apariencia torpe pero risueño.
- - ¡Leandro! Qué alegría verte hombre –exclama
Jorge, abrazando al hombrecito con el que acaba de toparse.
- - Lo mismo digo, ya iba al bar a saludarte –
responde Leandro – les presento a la
mujer más hermosa, amable y amorosa del mundo, mi esposa, Eliza – ella se
sonroja ligeramente y sonríe, ambos viejos la saludan.
- - Que gusto Eliza, veo que le sienta de maravilla
la vida en matrimonio – dice Jorge dirigiéndose a Leandro.
- - Es un excelente hombre, no hay manera de no
amarlo – responde Eliza, ruborizándose. Leandro besa la mano de su esposa y le dice - Vayamos avanzando a la exposición
– ella asienta con la cabeza – Luego de la exposición pasen por casa a tomar
algo por favor – dice Eliza, amablemente.
- - Lo siento mi señora, pero ya me he comprometido
en otros asuntos, en otra oportunidad, encantado – dice Jorge.
- - Con gusto los acompañaré – dice Mario -
¡Maravilloso! Lo esperamos. – responde Eliza y avanza con Leandro.
Mario y Jorge aún afuera, caminan un rato más, Mario un poco
desencajado ahora dice – esa mujer no me gusta – Jorge sorprendido - ¿la
conoces? – Mario respira y explica – es la tercera vez que se casa, las dos
anteriores enviudó – Una mujer como ella, supongo que muchos la habrán pretendido
con la excusa de consolarla – Investigué la muerte de su primer esposo, se le
culpaba por homicidio premeditado, el hombre era fotógrafo, y murió porque al
parecer cuando revelaba las fotos y en lugar de beber su café, bebió café con
sustancia soluble para el revelado de fotos, algo accidental al parecer, o al
menos, según el jurado; su segundo esposo murió intoxicado al volver de su luna
de miel. – Jorge estupefacto y espantado – ¿para qué vas a esa casa? – La
verdad – suspira Mario – no lo sé.
Dio la hora acordada en casa de Eliza y Leandro, ambos
esperaban a Mario, Eliza preparaba la merienda, cuando tocaron el timbre, como
esperaban era Mario, Leandro lo recibió amablemente, lo invitó a la sala, Eliza
entró con una bandeja y dos vasos de jugo de naranja y una taza de té, Leandro
se incomodó un poco y le dijo:
- - Ya te he dicho que no uses los vasos que dejo en
el laboratorio, algún día matarás a alguien, traeré unos vasos nuevos y
prepararé más jugo de naranja – le dio un beso en la mejilla a su mujer y se
fue a la cocina.
Mario que había observado la escena le dijo – estoy aquí
para advertir a Leandro de tus intenciones y de la clase de persona que eres –
Eliza sonrió y respondió calmada – a Leandro no le interesa mi pasado, sabe que
enviudé pero no le interesa que le pasó a esos hombres, no pierdas tu tiempo,
él me ama y yo lo amo a él.
Leandro regresó a la
habitación con los vasos y el jugo de naranja, Mario se sirvió un poco de jugo,
bebió, tuvo un gran dolor en el pecho y murió.
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