Extrañar, hace un tiempo entendí lo profundo y horrible que
es ese verbo, ocho letras de mierda, jamás lo había pasado; claro, la gente se
muere y la extrañas, pero no, no es lo mismo, porque no estar no es igual a
morir, morir es irremediable y aprendes a vivir con la nostalgia, pero si
alguien no está a tu lado físicamente, aunque hablen 25 horas al día como la
canción sigue haciendo falta, extrañas todas las cosas que causaban su sola
presencia, convirtiendo cada lugar en recuerdo, medio triste, medio alegre, porque
sabes que no está pero tal vez puede volver.
He descubierto que extrañar es un limbo entre la sonrisa y
la lágrima, entre querer y dejar pasar, entre hacer falta y aprender a seguir
sola; y que por más tecnología que tengamos no podremos compartir la calidez de
un beso, un abrazo o una mirada; que en más de una ocasión han hecho falta, me
han hecho falta y me siguen haciendo falta.

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